Todo empezó con un briefing claro:
“Queremos que los huéspedes digan WOW al entrar… y que ese wow se mantenga hasta entrar a la habitación”.
Y claro, cuando te dicen eso, no puedes sacar cualquier bombillita y ya. Hay que ir con todo.
Y eso hicimos.
Colocamos unos apliques de pared de tubo de cristal rayado con acabado latón que convierten hasta el lavado de dientes en una experiencia de lujo.
Sutiles, elegantes, con ese aire de “esto no lo he visto en ningún otro hotel”.
¿Te suena el modelo? Lo puedes encontrar en nuestra tienda online (en cromado) bajo el nombre Hannah. Pura fantasía luminosa.
Al entrar, nadie se queda indiferente. Y no lo decimos nosotros, lo dice esa pedazo de lámpara circular gigante con bolas de cristal tallado que fabricamos a medida para el salón del hall.
Una pieza que es casi una escultura aérea, con presencia, carácter, y ese toque de elegancia que te obliga a levantar la vista y decir: madre mía, qué pasada.
¿Te la imaginas? Aquí la tienes: Marlena. Y sí, en persona es aún más espectacular.
Hasta el último rincón tiene luz y estilo. Diseñamos unos apliques señalizadores personalizados que iluminan el número de cada habitación con un diseño tipo lupa retro, que destaca en el pasillo y marca el camino hacia tu destino.
¿Son solo números? No, son una declaración de intenciones.
Ahora empieza el plan:
Te metes en la web del hotel, reservas habitación, te marcas un viajecito a la Feria de Abril… y de paso, te alojas en un hotel que no solo mola, sino que brilla con luz propia (y sí, parte de esa luz la hemos puesto nosotros ).